martes, 21 de septiembre de 2010

"Los migrantes son intocables" o "Un amante de la soledad haciendo aparente apología del hacinamiento"


El tema de la inmigración es un tema complicado, en el problema de los rumanos de ascendencia romaní, en Francia, se ha vuelto a poner el tema en el tapete, cierto es que las sociedades más desarrolladas son un imán para personas que viven en las sociedades menos afortunadas. Pero además por parte de las primeras , se ve como la pedofobia de muchas sociedades occidentales las puede estar conduciendo a la extinción cultural.

Yo pienso que los inmigrantes son intocables, siempre. Yo como limeño puedo dar fe del choque cultural que significa la presencia de población andina y amazónica. Es un choque cultural con racismo de ambos lados, y con roces que perduran hasta hoy. Sin embargo una visión etnofóbica deja de lado, el enriquecimiento cultural que esta diversidad y mezcla social ha significado para mi país. (La gastronomía es un ejemplo del exito del mestizaje)
El mestizaje es una riqueza, pues que la América Católica pudo demostrar frente a la América Protestante en donde sí hubo un genocidio, no sólo físico sino cultural. (históricamente, para vergüenza de la propaganda holandesa, España lo hizo mejor que Inglaterra)

Los encuentros y desencuentros culturales, son temas complicados como son las naciones, y es que las pequeñas naciones monoculturales son cosa de los albores de la civilización.
Hoy nuestras naciones son pluriculturales, y el enfrentamiento de valores es ineludible. El reto es sobrellevar la discusión, la tolerancia y la cohexistencia de la manera más civilizada posible.
Por supuesto esto es casi imposible por cuanto la tolerancia no puede ser absoluta pues se convierte en relativismo.

Creo que el tema pasa por el cuestionamiento de los paradigmas. En efecto cuando "el otro" se presenta, nuestros propios paradigmas y valores son cuestionados, y sabemos que para defender los paradigmas que nos dan seguridad, los seres humanos somos capaces no sólo de morir, sino de matar.

Creo que todo convencimiento debe partir de un previo cuestionamiento. Así como toda fe al ser crítica se fortalece, cómo toda ideología al debatir se purifica, todo pensamiento que puede cuestionarse y rebatirse hasta sus raíces resulta fortalecido y purificado, justamente al perder el miedo al contraste.

Justamente las convicciones más cerradas son las más debiles, puesto que necesitan de un reforzamiento exterior, material para seguir existiendo.
Toda muestra de fortaleza es una muestra de debilidad, se presume de lo que se careces.
Ciertamente las minorías etnicas (gitanos, musulmanes, andinos, mexicanos, latinos, etc) al provenir de sociedades percibidas como menos civilizadas, o siéndolo realmente, se infiere automáticamente que vienen con una incapacidad de cuestionamiento a su paradigma, por lo que se ven como una amenaza a la propia.Es común aceptar que uno puede cuestionar los propios valores pero el "otro", el "primitivo" no me garantiza que sea capaz de hacerlo.El buen salvaje no puede debatir por ello me ataca / lo ataco.
Esta dinámica se repite hasta el cansancio. Y la agresión viene por ambos lados.

En ese interesante foro que es Emagister, descubrí el caso de Dinamarca: Hasta 1979 prácticamente no se veían musulmanes en Copenhague. Los daneses recibían cordialmente a los extranjeros, sintiéndose orgullosos de su socialismo liberal que había derrocado a los conservadores en 1929, y resaltaban por sus éxitos socio-económicos.

Dinamarca se esforzó por ser una sociedad abierta donde ofrecían a los recién llegados las mismas ventajas que a sus connacionales. La criminalidad era bajísima, el nivel educativo excepcional, y los acompañaba una admirable historia de humanismo y multiculturalismo. Un estudio reciente muestra que sólo cinco por ciento de los musulmanes contraen matrimonio con danesas. Las costumbres islámicas obligan a que la hija de ambos se case con algún pariente mahometano de lo contrario está sujeta a la pena de muerte, cosa que lógicamente atemoriza a las escandinavas.

Los islamistas no tienen ningún respeto por las costumbres y normas del lugar, y predican abiertamente que introducirán las leyes coránicas cuando la población alcance mayor número. Al ritmo actual, en 40 años uno de cada tres habitantes será musulmán.

En 2001, los daneses eligieron a su gobierno más conservador en 70 años dejando atrás sus generosas ideas inmigratorias. Hoy Dinamarca tiene las leyes más estrictas de Europa en ese campo, lo que ha sido tildado de "racismo" por la prensa progre europea.

La Ministra de Inmigración Rikke Hvilshoj destaca por su firmeza en aplicar las leyes.

Para testear a la ministra, el imán radical Ahmed Abdel Rahman Abu Laban, le exigió una compensación monetaria, "para aplacar la sed de venganza de la familia", por un musulmán que fue asesinado en un suburbio. Hvilshoj desestimó la demanda, ante lo que el imán arguyó que esa era la costumbre en la cultura islámica. La ministra replicó que lo que se hace en los países musulmanes no es necesariamente lo que se hace en Dinamarca. La respuesta no se dejó esperar. Prendieron fuego a su casa mientras dormía con su esposo e hijos. Todos lograron salvarse, pero tuvo que mudarse a un lugar secreto, y, tanto a ella como a otros ministros, por primera vez les fueron asignados guardaespaldas, en un país donde la violencia era inusual.

Pongo esta historia como un ejemplo para invertir los paradigmas comunes, de migrante=buen salvaje=bueno, y nativo=decadente=malo.

Creo que el bando es la humanidad, no hay bandos de colonos y nativos, de migrantes y originarios, creo que los inmigrantes son intocables, no se les puede expulsar, pero cada migrante debe tener la obligación de respetar la cultura y normatividad de la sociedad que le acoge.
En efecto la condición del migrante es de invitado. No es errado decir que está en una condición inferior que el anfitrión. Esto no va en contra de su dignidad.
Así como el anfitrión está obligado a respetar y acoger sin discriminar al huésped, éste último está obligado a , sin renunciar a su propia cultura y sin restricciones para la manifestación pública de la misma, respetar la cultura y a la población de la sociedad anfitriona.
Es difícil que esto pueda entenderlo una sociedad de formación limitada como suelen serlo los migrantes y refugiados.

Pero justamente en esto está la tarea. Cómo en tantas cosas, la adecuada educación y formación, así como el conocimiento de la interculturalidad es la clave para empezar a encontrar la solución al problema.

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