domingo, 20 de agosto de 2017

Acerca de la visita de Su Santidad, el Papa Francisco al Perú.

Me lo comentó una amiga del trabajo ¡buena noticia!, confirmado viene el Papa, instintivamente me santigüé y dije ¡hay que ir!. Todos sabemos que ya empezarán los de siempre ha atacar la visita, aún en los tiempos que corren el Papado exaspera al demonio y siempre habrá ataques, el viejo y no por inútil menos usado argumento de que la Visita costará dinero ya empezó para ver si algún incauto cae. También sabemos que los enemigos de siempre intentarán instrumentalizar la visita y también sabemos que tras lo de la no respuesta a la Dubia, lo de los luteranos en Suecia y tantas cosas es un pontificado difícil pero no tengo duda de que el ir a recibir al Vicario de Cristo, sea quien sea es un testimonio necesario.
Hay que ir, hay que manifestar las oraciones por el Papa y - hay que decirlo, por su conversión- con nuestra presencia. Así pues, pienso que tras el anuncio de la visita del Santo Padre a Chile y Perú, Hispanoamérica tiene el deber de preparase espiritualmente, qué mejor oportunidad de volver a la piedad tradicional y acudiendo a los sacramentos, dejando de lado actividades superficiales como coreografías, quedarse solo en hashtags y filtros o cosas de ese tipo. Es una oportunidad para que recuperemos la identidad religiosa de nuestros países. En efecto la identidad del Perú e Hispanoamérica se corresponde solamente desde su identidad católica. Somos la Cristiandad Indiana, no somos una construcción artificial pluricultural que es copia y remedo de modas extrañas propias de proyectos cosmopolitas sin raíces. NO.


A la presencia del Vicario de Cristo en nuestras tierras corresponde el testimonio masivo de fidelidad a Cristo y Su Iglesia.
Es evidente que la instrumentalización de esta visita será enorme y salvaje. Por un lado la prensa anticatólica, que es la totalidad de la prensa, a pesar de que más de la mitad del país se declara católica. (lo que correspondería exigir por lo menos el 50% de medios que no sean anticatólicos);  que ayer nomás censuraban la Marcha Por La Vida, que es la más grande de la historia del país y que fue ignorada, cuando no calumniada y perseguida por esa prensa que hipócritamente se acercará en masa para la visita del Santo Padre, seguramente evitando las tomas de la multitud, contratando pseudoespecialistas de entre los más recalcitrantes enemigos de la Iglesia o prácticas que son comunes y que evidencian una nada disimulada campaña de reingeniería social en contra de la identidad católica del Perú.

Hay que decir que Hispanoamérica y el Perú que reciben al Papa son una sociedad perseguida, en varios frentes.
En primer lugar perseguida desde fuera, no de la misma manera que la invasión mahometana de Europa disfrazada de drama de refugiados, sino de la constante amenaza de imponer mediante el gobierno y la política, los medios de comunicación e inclusive las instituciones académicas, ataques directos a la vida y la familia, esto es, la promoción del aborto, usando el mal llamado "terapéutico" para ingresarlo totalmente y la ideología de género y normalización de la conducta homosexual, esto es, el lobby gay, usando las excusas de parodias de matrimonio como la unión civil, o emitiendo documentos de identidad con datos de sexo femenino para hombres operados o disfrazados de mujeres. Y aquí el Gobierno con la ministra de la ideología de género Marilú Marteens, o el ministro de cultura Salvador del Solar, burlándose de la Biblia, frente al obispo de Arequipa para tratar de infiltrar el tema de la "discriminación" con nada escondidas intenciones. Y finalmente con la consagración sacrílega al Corazón de Jesús por parte del Presidente Kuzcynsky que tras el acto no ha hecho nada para frenar estas amenazas, cuando no las ha promovido él mismo. Esta guerra cultural la ganaremos en Hispanoamérica, vida y familia no son negociables, antes tendrán que pasar sobre nuestros cadáveres destrozados.
En segundo lugar la persecución, que podríamos llamar interna, o desde dentro. Que se da en dos frentes, en uno con los casos de abuso sexual a menores de edad, como los casos de Karadima en Chile y Figari en el Perú. Donde no solo no ha habido en las últimas décadas una respuesta firme y sanción ejemplar sino que no se ha entendido que la respuesta a tan diabólica situación es la restauración de la predicación de la doctrina tradicional de la Iglesia sobre la sexualidad, sobre la familia y sobre el sacerdocio.
En el otro frente una omisión de la que somos responsables, desde los Papas hasta el último de los cristianos y es el dejar de predicar la doctrina tradicional de la Iglesia como la Iglesia la ha creído siempre, es dejar la liturgia tradicional y la Misa Católica por experimentos, burlas, sacrilegios y deformaciones que para mayor gravedad quedan muchas veces sin sanción, cuando no con cómplice apoyo y difusión. Es dejar la piedad tradicional de los católicos de a pie, de Misa dominical, rosario diario, visita al Santísimo y confesión frecuente por "novedades primaverales" que no han sido sino, los "Inviernos de siempre".

El Perú e Hispanoamérica están acosados y heridos por todos estos frentes, tanto los que vienen de fuera como los que nosotros mismos provocamos.
Pero nos mantenemos firmes. Manifestando en la multitud que recibe al Papa que la fe no se quiebra. Mientras haya un bautizado fiel seguiremos resistiendo, aún cuando lo que defendemos sabemos que está condenado a desaparecer.
Por que la promesa de Nuestro Señor nos asegura que las fuerzas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia. La Esposa de Cristo siempre meterá gente al Cielo.
Es por ese Cielo que resistimos. Es por ese Señor que permanecemos.


Por ello insisto en que hay que ir a ver al Papa, quizás sea un pontificado difícil y larguísimo dure lo que dure, pero es ahí donde hay que estar, ahí donde hay que enseñar lo que es de verdad el Papado, ahí donde hay que corregir, renunciar, resistir, pero también rezar, dar testimonio y estar presentes. Sí. Se va por el cargo, no necesariamente por la persona que lo ocupa, pero de alguna manera también por la persona que lo ocupa, Dios se vale aún de nuestro testimonio de pobres pecadores para conmover corazones, aún de quienes ocupan cargos altos o el más alto de los cargos.
Confiemos en Jesús y no dejemos de rezar. 
¡Viva el Papa!, ¡Viva Cristo Rey!

Mi vida sobre ruedas.

 
 
 
Dicen que a cierta edad uno evalúa su vida, la gente más responsable lo suele hacer de joven y deduce un derrotero para su vida, puedes irle bien o mal en un caso todos nos maravillamos de su éxito en el otro nos edificamos con su esfuerzo.  Quienes somos mas irresponsables solemos pasar las tres décadas sobreviviendo como se puede y sin una visión clara ni lejana en el tiempo. Cada quien sobrevive como puede pero hay eventos que hacen pisar tierra. Por que hay que pisar tierra ya sea de joven, de viejo o incluso segundos antes de morir.
Por supuesto mientras más antes de la hora final mucho mejor. Yo confieso que entre mis muchos defectos la inmadurez es uno de los más evidentes. De manera que buscando algún evento en mi vida que me ayude a sopesar su gravedad puedo mencionar varios porque Dios tiene una paciencia infinita pero quiero hablar de algo que me pasó a lo que no le he querido dar mucha importancia pero que me sirve para "pisar tierra" y reflexionar sobre algunas cosas en mi vida.
Lo que pasa es que haciendo "tirolina" es decir descenso en cuerdas con el Club de Exploradores cometí un error al hacer un segundo descenso que fue bajar mi pie por miedo, el cual se quedó en el piso mientras todo mi peso iba en dirección opuesta provocándome una pequeña fractura y una luxación.
En mis 36 años nunca me había roto un hueso. Felizmente no me dolió mucho, salvo cuando ponía el pie en alguna posición pero no más. El golpe mayor fue de alguna forma emocional o mejor dicho intelectual. Pensaba en lo frágil que es el cuerpo humano, que mucho era consecuencia de mi sobrepeso que es consecuencia de mi descuido, que dependía en ese momento de los servicios médicos, una operación; como me enteré esa misma noche; y muchas semanas de recuperación, etc.
Esto era una lección de humildad para alguien como yo que cae seguido en la soberbia, también de aprender a depender de los demás , de ser ayudado por extraños, de ser un motivo de preocupación ajena, etc.
En resumen me accidenté en Noviembre de 2016 y mi operaron en Enero de 2017 a Abril del mismo año todavía sigo en silla de ruedas pero ya puedo usar muletas.
Hay que decir que cuando se tienen que realizar las labores del hogar como limpiar o lavar los platos en silla de ruedas te sientes con la capacidad de conquistar el mundo. Por lo menos así me sentí.
También pensaba mucho en la gente que tiene una discapacidad permanente o nace sin poder caminar o ver. Al pasar de los meses me acostumbre a hacer muchas cosas con la silla o sin apoyar un pie pero yo sé que despúes voy a volver a estar con las capacidades intactas,  sin embargo hay gente que vive toda su vida así y son personas realmente fuertes y una verdadera inspiración para vencer la mediocridad.
Como siempre la familia y los amigos siempre están ahí. Siempre. He tenido la suerte de ser apoyado incluso en el lugar de trabajo.
 

Estando en silla de ruedas traté de hacer lo posible para no dejar de hacer cosas, quizás sabiéndome bastante aburguesado, la consciencia de perder la posibilidad me hizo atesorarla mas.
Por supuesto que moverse con una silla de ruedas , a través de un taxi, es más caro que hacerlo a pie o en combi, pero había que hacer lo que se puede.
Estando en silla de ruedas he ido al cine, al teatro, a un centro comercial, a una iglesia del centro de Lima, he ido a reuniones familiares, al trabajo, a sitios cercanos de mi casa y he regresado solo del centro de Lima al Rímac. Cosas sin duda cotidianas para cualquiera pero con mi nueva limitación para mí era toda una experiencia de reflexión sobre las incapacidades y capacidades propias.
Decía que a cierta edad algunos todavía no nos afianzamos bien, y es un defecto, no involuntario, sino voluntario con consecuencias que se deben enfrentar. Pues bien mucho de mi accidente se dió por el sobrepeso y es que me he descuidado mucho, siempre he sido bastante desastrado y soy consciente de ese defecto a mejorar y busco combatirlo pero  de alguna manera el sobrepeso lo ignoraba, trataba de mirar para otro lado; siendo bastante sano trataba de creerme invulnerable pero como el cuerpo humano es maravilloso avisa y a mi me avisó.   Siempre se dice que los gordos son alegres, que caen bien, tengo entendido que en muchas culturas son símbolo de riqueza o salud. Lo cual es contradictorio , ser gordo está mal, y es difícil dejar de serlo. Quizás no sea un problema tan visible como es la adicción a las drogas o el alcoholismo pero es un problema. Y con toda la humildad aprendida no solo en mi accidente sino en muchos eventos hay que reconocerlo así y pedir ayuda y trabajar por la propia salud. A mí me ayudó mucho a ser consciente de la vulnerabilidad de mi cuerpo, es bastante tonto que un adulto reconozca algo que se evalúa en la juventud pero qué se hace cada quien combate como puede.
 
Al estar en silla de ruedas y experimentar los limites de lo que no se puede hacer he reflexionado en lo que no he querido hacer. Si bien es cierto que el dinero o la falta de él es un agente limitante externo, no es menos cierto que el dinero se hace, como todos los medios. Naturalmente no somos todos iguales ni tenemos las mismas oportunidades, pero se trata de hacer lo que se puede con lo que se tiene y yo soy consciente que no he hecho el máximo con lo que he tenido. No puedo decir que el accidente me ha hecho tener una visión nueva de la vida y ya se cual es mi camino porque no es verdad. Es algo que me pasó y me ha hecho pensar y lo uso como excusa para escribir aquí y aprender como hacerlo.
Así que estas líneas no tienen una moraleja, sólo comparto la experiencia de mis primeros huesos rotos, mi primera operación y mucho aprendizaje en el que me gustaría explayarme más adelante.