domingo, 20 de agosto de 2017

Mi vida sobre ruedas.

 
 
 
Dicen que a cierta edad uno evalúa su vida, la gente más responsable lo suele hacer de joven y deduce un derrotero para su vida, puedes irle bien o mal en un caso todos nos maravillamos de su éxito en el otro nos edificamos con su esfuerzo.  Quienes somos mas irresponsables solemos pasar las tres décadas sobreviviendo como se puede y sin una visión clara ni lejana en el tiempo. Cada quien sobrevive como puede pero hay eventos que hacen pisar tierra. Por que hay que pisar tierra ya sea de joven, de viejo o incluso segundos antes de morir.
Por supuesto mientras más antes de la hora final mucho mejor. Yo confieso que entre mis muchos defectos la inmadurez es uno de los más evidentes. De manera que buscando algún evento en mi vida que me ayude a sopesar su gravedad puedo mencionar varios porque Dios tiene una paciencia infinita pero quiero hablar de algo que me pasó a lo que no le he querido dar mucha importancia pero que me sirve para "pisar tierra" y reflexionar sobre algunas cosas en mi vida.
Lo que pasa es que haciendo "tirolina" es decir descenso en cuerdas con el Club de Exploradores cometí un error al hacer un segundo descenso que fue bajar mi pie por miedo, el cual se quedó en el piso mientras todo mi peso iba en dirección opuesta provocándome una pequeña fractura y una luxación.
En mis 36 años nunca me había roto un hueso. Felizmente no me dolió mucho, salvo cuando ponía el pie en alguna posición pero no más. El golpe mayor fue de alguna forma emocional o mejor dicho intelectual. Pensaba en lo frágil que es el cuerpo humano, que mucho era consecuencia de mi sobrepeso que es consecuencia de mi descuido, que dependía en ese momento de los servicios médicos, una operación; como me enteré esa misma noche; y muchas semanas de recuperación, etc.
Esto era una lección de humildad para alguien como yo que cae seguido en la soberbia, también de aprender a depender de los demás , de ser ayudado por extraños, de ser un motivo de preocupación ajena, etc.
En resumen me accidenté en Noviembre de 2016 y mi operaron en Enero de 2017 a Abril del mismo año todavía sigo en silla de ruedas pero ya puedo usar muletas.
Hay que decir que cuando se tienen que realizar las labores del hogar como limpiar o lavar los platos en silla de ruedas te sientes con la capacidad de conquistar el mundo. Por lo menos así me sentí.
También pensaba mucho en la gente que tiene una discapacidad permanente o nace sin poder caminar o ver. Al pasar de los meses me acostumbre a hacer muchas cosas con la silla o sin apoyar un pie pero yo sé que despúes voy a volver a estar con las capacidades intactas,  sin embargo hay gente que vive toda su vida así y son personas realmente fuertes y una verdadera inspiración para vencer la mediocridad.
Como siempre la familia y los amigos siempre están ahí. Siempre. He tenido la suerte de ser apoyado incluso en el lugar de trabajo.
 

Estando en silla de ruedas traté de hacer lo posible para no dejar de hacer cosas, quizás sabiéndome bastante aburguesado, la consciencia de perder la posibilidad me hizo atesorarla mas.
Por supuesto que moverse con una silla de ruedas , a través de un taxi, es más caro que hacerlo a pie o en combi, pero había que hacer lo que se puede.
Estando en silla de ruedas he ido al cine, al teatro, a un centro comercial, a una iglesia del centro de Lima, he ido a reuniones familiares, al trabajo, a sitios cercanos de mi casa y he regresado solo del centro de Lima al Rímac. Cosas sin duda cotidianas para cualquiera pero con mi nueva limitación para mí era toda una experiencia de reflexión sobre las incapacidades y capacidades propias.
Decía que a cierta edad algunos todavía no nos afianzamos bien, y es un defecto, no involuntario, sino voluntario con consecuencias que se deben enfrentar. Pues bien mucho de mi accidente se dió por el sobrepeso y es que me he descuidado mucho, siempre he sido bastante desastrado y soy consciente de ese defecto a mejorar y busco combatirlo pero  de alguna manera el sobrepeso lo ignoraba, trataba de mirar para otro lado; siendo bastante sano trataba de creerme invulnerable pero como el cuerpo humano es maravilloso avisa y a mi me avisó.   Siempre se dice que los gordos son alegres, que caen bien, tengo entendido que en muchas culturas son símbolo de riqueza o salud. Lo cual es contradictorio , ser gordo está mal, y es difícil dejar de serlo. Quizás no sea un problema tan visible como es la adicción a las drogas o el alcoholismo pero es un problema. Y con toda la humildad aprendida no solo en mi accidente sino en muchos eventos hay que reconocerlo así y pedir ayuda y trabajar por la propia salud. A mí me ayudó mucho a ser consciente de la vulnerabilidad de mi cuerpo, es bastante tonto que un adulto reconozca algo que se evalúa en la juventud pero qué se hace cada quien combate como puede.
 
Al estar en silla de ruedas y experimentar los limites de lo que no se puede hacer he reflexionado en lo que no he querido hacer. Si bien es cierto que el dinero o la falta de él es un agente limitante externo, no es menos cierto que el dinero se hace, como todos los medios. Naturalmente no somos todos iguales ni tenemos las mismas oportunidades, pero se trata de hacer lo que se puede con lo que se tiene y yo soy consciente que no he hecho el máximo con lo que he tenido. No puedo decir que el accidente me ha hecho tener una visión nueva de la vida y ya se cual es mi camino porque no es verdad. Es algo que me pasó y me ha hecho pensar y lo uso como excusa para escribir aquí y aprender como hacerlo.
Así que estas líneas no tienen una moraleja, sólo comparto la experiencia de mis primeros huesos rotos, mi primera operación y mucho aprendizaje en el que me gustaría explayarme más adelante.

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