sábado, 17 de diciembre de 2016

Mi experiencia en la Familia Sodálite



En 1999 siendo estudiante de antropología en la UNMSM pude participar en el Congreso de Estudiantes Católicos organizado por Coordinadora Universitaria, una iniciativa apostólica del Movimiento de Vida Cristiana, parte de la Familia Sodálite, la familia espiritual surgida del Sodalicio de Vida Cristiana.

Estuve casi diez años, y mi experiencia fue 100% positiva, siempre agradeceré a Dios por lo recibido en esa familia espiritual, en cuanto a formación cristiana, ejercicio de la piedad y conocimiento personal. 

Hay que ser agradecidos con Dios, que aún de las cosas malas puede sacar cosas buenas, existen personas que se convierten en la cárcel, tras una enfermedad o tras un momento difícil. Digo esto para no justificar la existencia o bondad de esta familia espiritual en la conversión de las personas. Las conversiones se dan por misericordia de Dios, las instituciones tienen sus cosas buenas y malas independientemente de eso.

En el Sodalicio, destaco muchísimas cosas positivas, como la urgencia del apostolado y la visión militante de la fe,  la conciencia de la amistad en el Señor y la vida comunitaria, la piedad mariana y la radicalidad. 

La urgencia del apostolado y la visión militante de la fe era una característica constante, en las charlas, en las actividades apostólicas y hasta en las salidas recreativas. Una de estas actividades eran las misiones, apenas ingresado en el Movimiento participé en una de ellas, allá por el año 1999 en Chiquián, Ancash, en la sierra del Perú, momento que atesoraré siempre.La exigencia era mucha, el aprendizaje constante y la emoción por participar en la misión de la Iglesia y continuar con la Evangelización constituyente de las Américas. Todo muy emocionante y pedagógico. Con episodios como levantarse a las 5 de la mañana para rezar el Rosario de la Aurora con los pobladores de LLamac (un pueblo al que fuimos), limpiar una capilla del siglo XVI , llegar a un pueblo que estaba a 8 horas pero llegamos en 27, pasar hambre y frío, amanecerse conversando o rezando. Muchísimas cosas enriquecedoras.

La conciencia de amistad en el Señor y la Vida Comunitaria se vivía también constantemente, mis mejores amigos los encontré en el MVC, verdaderos hermanos a quienes sigo viendo, con quienes cada año nos encontramos en la Misa de nuestro patrón (mi agrupación se llamaba San José) , con quienes compartimos compadrazgos y la vida misma. Eso es impagable, la conciencia de la "Amistad en el Señor" es de una diáfana claridad en la familia sodálite. Tan es así que traspasa fronteras como cuando viajé regularmente a Huánuco y conocí un montón de jovenes apuntando al mismo ideal y era como si nos conociéramos de años. 

La piedad mariana era constante, yo recuerdo mucho los rosarios de los sábados. Cuando recién me agrupé eran separados los hombres por un lado y las mujeres por otro, los varones lo rezábamos en una capilla, a mi me gustaba mucho porque era como un grupo de monjes. Luego ya se hizo mixto, por las familias, supongo o para que la gente tenga más vida social quien sabe. Otra cosa que aprendí en el sodalicio y que agradeceré siempre es aprender a rezar la Liturgia de las Horas. Mentiría si digo que lo sigo rezando siempre, me cuesta sobretodo por la mañana, pero sí lo hago y creo que es una práctica de piedad elemental para cualquier cristiano de a pie. 

Entre las cosas malas que he visto puedo mencionar esta práctica que llamábamos el "Infighting" o el "entrarle" a la persona; consistía en hablar con una persona a solas o en grupo cuestionándole al resaltar sus defectos o errores para cuando esté humillado o muy quebrado presentarle alguna alternativa a su vida personal o espiritual. No me lo hicieron muchas veces, participé en algunas. No digo que no lo disfruté en ambos lados, pero en retrospectiva no era una práctica muy sana, y no creo sea una práctica tradicional en la Iglesia. Yo confieso que me ha servido cuando me han cuestionado a mi, quizás no sea algo totalmente malo pero intuyo que no es totalmente sano.

Otra cosa que me parece mala es la papolatría desordenada, esto es un problema común a los movimientos eclesiales postconciliares. Es la distorsión de la recta reverencia al Vicario de Cristo, convirtiendo la obediencia al Papa en una obediencia cadavérica ajena a la doctrina católica, esto era trasladado a cualquier obispo y en proporciones delirantes al fundador. Yo lo viví, no me lo contaron. El Papa es padre, pastor y monarca , los cristianos somos hijos, fieles y súbditos del Santo Padre, pero eso no tiene nada que ver con sacrificar la verdad o evitar resistir al Papa o a un jerarca cuando corresponde. Yo entiendo que ante la secularización y persecución anticatólica en medios de comunicación , política y centros académicos hay una reacción que es defender y difundir la figura del papado, el papado es emocionante, ¡a mi me sigue emocionando! pero a veces se distorsiona ello y creo que el Sodalicio con otros movimientos eclesiales han contribuido un poco a esa distorsión. 

Otra cosa negativa eran sus templos, de una curiosa interpretación de la austeridad que contrasta con el arte católico tradicional con templos de una fealdad chocante pero esto es común a la Iglesia después de los años sesenta no es un tema exclusivo del Sodalicio es una crisis generalizada.

Con el descubrimiento de abusos sexuales y psicológicos por parte de algunos miembros del Sodalicio y acusaciones a su Vicario General el fallecido German Doig y el fundador Luis Fernando Figari, el Sodalicio entro en una crisis que aunque no dudo de la buena voluntad de los inocentes creo que no ha sido afrontada de la manera más acertada. Quizás es que yo soy un poco más radical o quizás solo simplista y considero que la disolución es lo adecuado ,puede ser  porque yo ya no formaba parte de la familia hace ya tiempo o porque creo que los movimientos eclesiales fruto del Concilio Vaticano II han sido más un fracaso que un éxito. Se habló de primavera y ha sido un invierno terrible. Es un tema que usted, improbable lector , entenderá que da para una discusión larga y tendida.

Considero que la gente buena seguirá siendo buena afuera sin necesidad de una institución cuyo origen es dudoso.

Cada vez me convenzo más que el derrotero es la piedad tradicional católica, sin experimentos raros. Ser católico de a pie es bastante exigente ya y creo que es lo que hay que hacer para vencer la ola de secularización y modernismo que acecha.

Pero lo más probable es que el Sodalicio no sea disuelto, queda esperar entonces que, purificado de lo negativo pueda aportar algo, no en vano ha sido un freno a ese lastre que asoló Hispanoamérica como fue la teología de la liberación, además de haber tenido la capacidad de tejer toda una red de solidaridad como son las campañas Navidad es Jesús o los servicios de Solidaridad en Marcha. Estas iniciativas sin duda se podrán purificar pero suman.

Pues bien, esto es lo que quería decir sobre el particular. Oremos por la Iglesia, para que cumpla siempre su misión.

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