lunes, 18 de octubre de 2010

Homilia del Señor Cardenal, en la Segunda Salida del Señor de los Milagros, Lima 18 de Octubre de 2010



Homilía del Cardenal Juan Luis CiprianiSegunda Salida de la imagen del Señor de los MilagrosLunes, 18 de octubre de 2010Exteriores del Santuario de Las nazarenas
Muy queridos hermanos todos en Cristo, el Señor de los Milagros, Saludo a los Obispos que me acompañan; A las Madres Carmelitas Nazarenas del Monasterio; A todos los sacerdotes que hoy concelebran conmigo; A la Hermandad del Señor de los Milagros; A las autoridades que hoy nos acompañan; A los medios de comunicación; y A todo este pueblo que hoy, como en tantos años, viene para acompañarme en esta Eucaristía al inicio de esta gran procesión que recorrerá las calles de Lima.
El Evangelio, la palabra de Jesús, nos dice: “te aseguro de lo que sabemos hablamos, de lo que hemos visto damos testimonio”; y de qué nos habla, de que nos quiere dar testimonio a todos nosotros. Escucha esta historia real, Jesús nace niño en Belén en el vientre purísimo de la Virgen María y el cuerpo místico de Cristo, la Iglesia nace en el cenáculo, en el corazón de María rodeada por los apóstoles.
Dos realidades, Jesús, el Hijo de Dios; la Iglesia, cuerpo místico de Cristo y nos dice el Papa: entre su nacimiento como hombre y el nacimiento de la Iglesia ocurre dos grandes acontecimientos la cruz y la resurrección. Por eso, hoy cuando contemplamos al Señor de los Milagros en la cruz nos damos cuenta que nuestro camino, el camino de la vida de cada uno pasa por ese abrazarse a Jesús en la cruz. De esa cruz, de ese Señor de los Milagros nace esa Iglesia católica, universal, única, cuya cabeza visible es el Papa, cuyos sucesores de los apóstoles son los obispos cuyos colaboradores son los sacerdotes.
Este misterio hermanos de gozo y de dolor está aquí presente, la gran presencia del Señor de los Milagros, la gran procesión que despierta al mundo entero desde este rincón de Lima cuando Jesús pasea las calles, los corazones, las vidas de tantos, de nosotros que viniendo de lejos con fe, con esperanza lo miramos, le hablamos, le pedimos. Te pedimos Señor como todos los años, haz muchos milagros especialmente en nuestros corazones.
Fíjense que el Evangelio nos sigue diciendo: “que tanto amo Dios al mundo que entrego a su hijo”, ahí lo contemplamos, para que no se condene los que creen en Él y aquí quisiera hermanos de manera muy concreta pedirle al Señor que nuestra vida de fe se ponga en práctica con obras de fe. Una vida de oración, donde cada uno de nosotros eleva ahora su corazón, contempla a Jesús en su corazón, le pide su bendición, su protección, le pide perdón por sus pecados, le da gracias por la vida, por la familia.
Todo esto hermanos cada día desde que te levantas, unas palabras, una mirada para saludar al despertar y para no interrumpir una conversación con Él, si él no está en nuestra vida nada vale la pena. Por eso cuando a veces puedes pensar yo soy pecador, yo también, Jesús ha venido a salvarnos a todos, nadie tiene derecho a pensar de mí no se acuerdan, no es verdad el Señor se acuerda de todos, nos busca a todos, nos quiere a todos y esta esperando que te acerques a la confesión, esta esperando que con el alma limpia recibas el alimento de su cuerpo en la Eucaristía y hoy ponemos en el corazón abierto de Cristo en la cruz, ponemos de manera especial a la familia, padres de familia no podemos abandonar la responsabilidad que Dios nos ha dado, la familia se construyen entre un hombre y una mujer. Es el único matrimonio para toda la vida. Y si tienes la tragedia de haberte separado, ya no hay otro matrimonio. Esa es la enseñanza de Cristo, es doloroso, pero el Señor está a tu lado.
Por eso, papás, cumplan la palabra dada en el matrimonio. Bauticen a sus hijos desde el primer instante, edúquenlos en la fe, sean valientes, esta juventud se merece un ambiente más sano y son los padres de familia, son los abuelos que tienen que ayudar para que esa juventud encuentre cariño, unidad, encuentren trabajo, encuentren también la autoridad y el ejemplo para saber corregirlos. No abandonemos a la juventud en manos de esos papás anónimos que los llevan a la violencia, a la inmoralidad, solamente a la búsqueda del dinero y del placer, son papás anónimos.
Por eso le pido al Señor de los Milagros dales valentía, esperanza, ilusión, sí se puede. Padres de familia, sí se debe educar a los hijos, si se debe seguir manteniendo a la familia como el lugar principal en donde los hijos ven el ejemplo, en donde los papás educan desde niños. Por eso con enorme gozo veo que el Señor de los Milagros es ese camino por el cual los abuelos, los padres, los hijos, los nietos van yendo por ese camino de la fe a lo largo de los siglos. Que Dios bendiga a la Hermandad por esa iniciativa de la Hermandad Infantil por que de esa manera una generación pasa a la siguiente la fe de sus mayores.
Hermanos la familia, la educación en la fe, los hijos, todo tiene arreglo y vemos, y por eso también se lo pido también al Señor de los Milagros: Señor en el mundo de hoy corre una corriente, va viniendo una ola que te quiere desplazar; y esa ola que te quiere desplazar mata a los niños. Yo por eso te pido Señor, ayúdanos a todos a ser valientes y decir ¡no al aborto! Ni las autoridades, nadie tiene derecho a quitar la vida a un recién concebido. Es un crimen, no seamos cobardes.
Por eso Señor, haznos fuertes, hombres de fe que la ponen en práctica, digamos no a esa violencia terrorista que sigue dando vueltas por ahí, digamos no a ese mundo de la droga que destroza los hogares, destroza a los jóvenes, digamos no a la injusticia y al abuso. Necesitamos un pueblo unido, una familia cristiana, un pueblo que elige a sus autoridades pero que reconoce que tiene una identidad católica. No podemos estar de espaldas a la realidad de la historia del Perú, abierto a todos, diálogo con todos pero es un pueblo mayoritariamente católico que recibe a las otras religiones con respeto y por lo tanto exige respeto y exige una presencia de esta fe en la vida del país, porque la mayoría de católicos queremos vivir en un ambiente en que la fe, la presencia de Dios, la presencia de los sacramentos y de los mandamientos ilumine a nuestra Patria.
Hermanos esta vida del Señor de los Milagros, esta vida de Jesús nació en María, en la Madre de Dios, en la Madre de la Iglesia, en la Madre del Señor de los Milagros, en nuestra Madre. Por eso hoy a lo largo de esta larga procesión los animo a que el rezo del Rosario cada uno pueda ir acompañando al Señor, escuchando la voz de María, ella nos ayudará a ser buenos hijos de Dios, buenos hermanos del Señor de los Milagros. Que Dios bendiga a todos, que Dios nos ilumine y que el Señor de los Milagros cambie nuestros corazones.
Es una seria preocupación del Pastor que esta fe maravillosa se ponga en práctica, tiene que verse en la vida diaria que eres un hombre de fe. Que Dios los bendiga a todo.
Así sea.


No hay comentarios: