lunes, 7 de diciembre de 2009

BOICOT AL CLASICO DE LA MEDIOCRIDAD



Asesinan impunemente, se creen dueños de la ciudad y francamente, con una población y un gobierno tan débil, muchas veces lo son. Nos matan sin remordimiento, y el gobierno les da carnets. Quiebran la paz social, hacen del robo un chiste, de la violencia, diversión. Y los ministros hacen el ridículo devolviendo banderolas y los medios de comunicación defendiendo lo indefendible.
La mediocridad reinante, por el enriquecimiento de un pequeño grupo de dirigentes y de clubes que no pagan impuestos, mientras la Sunat mira a otro lado (a los ancianos y niños huérfanos, no les importa que mueran, lo que les importa es que no se incomode a los "compadres")se convierten en inseguras nuestras ciudades.
¿Por qué un ciudadano no tiene el derecho de caminar por la vía pública, sin que un grupo de delincuentes con camisetas de equipos inexistentes y mediocres que nunca han ganado nada importante, amenaze su seguridad y su vida?
¿Por qué los peruanos tenemos que atrasarnos por esta gente?
Imaginemos un país sin ellos.
El Perú es un país en donde no se practica el fútbol (no me van a decir que el "julbo" es futbol), es un país sin selección (si algún peruano se siente representado por ese esperpento, pues que vaya revisando su identidad). No es posible que por dinero, los políticos, medios, y la sociedad no pongan los medios para aniquilar radicalmente a las barras bravas.
¿Tenemos acaso el derecho de mantener este fenomeno fatal?¿Nuestros descendientes tienen que también sufrir por esto?
Cuando el mundo sufre transformaciones, que esperan una respuesta, fuerte, audaz, de América Latina. Cuando debemos ser una sociedad lider y no un rebaño. Cuando debieramos empezar a aprovechar todas las oportunidades que se avecinen y dejar un Continente mejor, el Perú asiste a esta "venda en los ojos" que es la periódica celebración de la mediocridad. Cuando el oro del surf, el box, el muay thai,el ajedrez, opaca, la lata oxidada del fútbol. El Perú no puede, no debe seguir mirando el suelo enlodado, debe levantar la vista y ver el cielo despejado.

Proscripción del "julbo"
NO más mediocridad.
Una nueva actitud para un mundo nuevo.

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