miércoles, 26 de enero de 2011

La Iglesia al pie de la Cruz

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La Iglesia y la Cruz


Yo recuerdo mucho como el Venerable Siervo de Dios Juan Pablo II, papa , reflexionaba acerca de su sufrimiento y cómo se había dado cuenta que había como un Evangelio superior que era éste del sufrimiento. Ciertamente el Magno nunca renunció a su ministerio petrino, gesto sin duda madurado en la contemplación de Cristo en la Cruz, quien nunca bajo de ella.


Ante tanta persecución religiosa, con la censura de la prensa tradicional , y la indiferencia del gran público. Ante las infidelidades de tantos pastores y los falsos profetas. Ante el generalizado agnosticismo funcional, ese vivir como ateos declarándonos alegre e irresponsablemente como católicos, recuerdo las proféticas palabras de Pablo VI "el humo de Satanás ha entrado en la Iglesia".

En efecto, el misterio del Mal y su astutamente disimulada hediondez, se difunde por doquier.
Sí la presencia del mal es grave en la Iglesia, fuera de ella es dimensiones apocalípticas.

Pues bien sabemos que donde abunda el pecado sobreabunda la Gracia y considerada la infinita bondad de Dios, Su amor misericordioso, Ése que nos ama como si no existiese nadie más, sabemos que no pasa nada que Él no permita. Siendo todo lo que se deba lamentar exclusiva responsabilidad nuestra, Él sabe cómo sacar de las cosas más malas, cosas buenas. Lo ha hecho siempre.

Desde el dicho popular de "Escribe derecho en líneas torcidas" hasta las hermosas palabras que rodean el inmejorable "Felix Culpa" de Santo Tomás que se entona en Pascua, lo muestran.

Así pues creo que hay que abrazar la Cruz con humildad. Besarla con Pasión cómo tan bellamente ha sido representado nuestro Señor en lienzos y en películas.

Tener siempre marcada en el corazón la frase de Santa Rosa, "Fuera de la Cruz no hay escalera por la que se pueda subir al Cielo".

En efecto, a algunos les tocará sufrir la muerte por ser cristianos (Pakistán, Irak, Egipto), la cárcel (Asia Bibi), la traición (La Legión, fieles de diócesis donde ha habido abusos, otros), la demolición mediática (Cardenales Cipriani,Rivera,Rouco). A cada uno según su medida.

A algún cristiano podrá resultarle fácil defender su fe en la televisión, pero le costará digerir el que su Obispo le falle.
Otro podrá estar dispuesto a morir por su fe, pero no sabe dar razón de ella frente a sus amigos de trabajo o de Universidad.
A alguna Orden le será una santa virtud vivir la pobreza, pero se tambalea ante la crisis vocacional.

Cómo decía el Cardenal Juan Luis, "cuando se es fiel, la Cruz pesa"

No podemos escoger cruces de algodón, la Cruz no se acomoda a nuestra medida, somos nosotros quienes debemos acomodarnos a la medida de la Cruz.

El Señor sabrá quitarnos las seguridades que nos son más confortables y nos educará en aquellas que más parecen costarnos, ¿por qué? porque es ante todo un padre bueno.

Porque sabe que lo mejor a lo que podemos aspirar, por más rica y profusamente adornados que estén los medios, es a Él.

Lo sabe y se encarga de darnos lo mejor. Cooperemos con está santa pedagogía, abrazados cómo naúfragos a ése Bendito Madero que adorna nuestros cerros. Con la serena alegría del hijo tomado de la mano de su padre.

Hoy que nos toca abrazar la Cruz, y permanecer erguidos a sus pies. Miremos a la Madre de Jesús. Digámosle con la humildad de San Juan Diego Cuahutlatoatzin, Su confidente: "Soy mecapal, soy parihuela, soy cola, soy ala, yo mismo necesito ser conducido, llevado a cuestas"


Ella prolongó su Fiat al Señor inclusive hasta la Cruz.

Fortes in Fides!
*La foto es del gran Martín Chambi

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